Hace tiempo
que cargo con las ganas de escribir esta entrada pero, por una u otra razón, la
había estado postergando. Quizás porque no encontraba el momento apropiado,
pero ¡qué mejor que la temporada del regreso a clases!
Gran parte
de la vida estudiantil se desenvuelve gracias y en torno a nuestro querido
granito; por ello, merece un apartado especial con todo el cariño y sinceridad
posibles. Si vas empezando tu carrera universitaria, esto es para ti: disfruta
cada momento. Vas a reír, vas a llorar, vas a cambiar de decisiones,
equivocarte, acertar, dudar y muchísimas cosas más. Básicamente, vas a
descubrirte en varias fases. La universidad, más allá de una titulación, se
trata de un álbum de experiencias. Estés o no estudiando aquello que más
quieres, get
the best of it. Te arrepentirás si no.
¡Volviendo
al grano!
Como esta
cuestión es un tanto amplia de tratar, he preferido hacer una sección especial
dividida en secciones. Espero te sirva algo de lo que leas aquí; y si tuvieras
más sugerencias o preguntas, siéntete libre de dejarlos en los comentarios.
¡Que
aproveche!
Parte I: En pos de tu café
Los meses de agosto y septiembre poseen un aura extraña marcada
para lo posteridad con el siguiente hecho: el regreso a clases. Seas de los que
detesten el primer día, seas de los que les da lo mismo, o seas de l@s que nos
emocionamos, nos ponemos mon@s y llegamos con la sonrisota a todo lo que da…
hmm… es una realidad que levantarse ese primer lunes y estar al máximo será una
odisea. Para algunas personas, el café es tan o más imprescindible que el
“outfit” elegido y, a menos que bebas en casa o lleves tu termo a la escuela,
es muy posible que te sientas con la inspiración de tomar algo en la cafetería
de la escuela (preparatoria/bachillerato, universidad) para despertar,
desayunar, platicar con tu gente, ir por un “refil” para tu dosis diaria…
Cuidado. El café de las universidades no suele ser el de la más alta calidad.
¿Por qué? Rectores, profesores, alumnados, bibliotecarios,
empleados de oficina, de limpieza, y demás miembros de tales instituciones
académicas perviven el día a día gracias a este granito. ¿Por qué no proveer a
las cafeterías y máquinas de café con mezclas de… ya no digo alta pero de buena
calidad? Seamos francos: el cerebro no se motiva a seguir trabajando con tragos
de desazón, así que si tuvieras la oportunidad de beber algo mejor que “el de
la maquinita” o ese que te sirven “el don” o “la seño” y que te quema lengua,
garganta y por donde pase… aprovecha. Si no conoces más que “la cafe”, tienes
dos opciones: preguntar a quien veas con cara de buenos amigos y que porte un
vaso de los “para llevar” (sirve que te relacionas con más gente), o buscar los
puntos más cercanos (a pie o en tu móvil u ordenador).
Para cuando vayas a buscar un buen sitio para tomar café cerca de
tu escuela, te recomendaría lo siguiente:
1.- Tómate tu tiempo. Si tu escuela se ubica en un área con más
de dos opciones, puedes invertir poco más de una semana para experimentar esa
bebida “base” para ti. Es decir, si te gusta el café negro, ve y pide el café
negro; bajo tus condiciones, sabrás si es factible o no que vuelvas. Si no tienes
una bebida favorita o tienes varias y simplemente te domina la indecisión (o todas las anteriores), te recomiendo elegir un café con leche,
sea capuccino, latté o la modalidad más popular en tu país (meia-de-leite en Portugal y café com leite en Brasil). ¿Por qué con leche? Porque de
esta manera sabrás la calidad del café y, a menos que estés acostumbrado a los espressos sencillos, dobles o cortados,
no atacarás a tus niervos. Si te gustaron la primera bebida y el servicio,
vuelve e intenta probar algo diferente. Si no, pero te quedaste con ganas de
experimentar alguna opción, adelante. No le temas a la novedad.
2.- Prueba tu café “al natural”. Sin azúcar, mascabado o
similares. Esto es recomendable porque, además de experimentar la calidad del
café, puedes
calcular cuánto necesita para llegar al punto justo de tu paladar. Si
te precipitaras a añadir tus reglamentarias cucharadas de azúcar y no has
probado la bebida antes, puedes arruinarla sin darte cuenta.
3.- Mantente en tu presupuesto. Es importante cuando eres
estudiante.
4.- Ve con tiempo disponible. Si ves que hay fila y que el
servicio está lento, olvídalo, no te arriesgues. Clases primero.
5.- Si pediste tu café para llevar (que es lo más recomendable
cuando continúan tus clases) lleva contigo un sobrecito extra de azúcar o
endulzante y dos o tres servilletas. Primero, es mejor arreglar tu café cerca del aula de
clases; segundo, tropezar es común y una servilleta no está de más.
Algo que acostumbro hacer cuando pido café para llevar es tomar una servilleta para
encajarla con cautela en la boquilla de la tapadera, y otra a manera de porta-vaso
para no quemarme si la bebida se desborda o si el café está hirviendo.
Ahora,
dos consejos para cada vez que seas cliente: Primero, trata a quien te atienda con respeto.
Es verdad que tendrás el dinero, pero ello no te licencia para exigir. Segundo,
no tengas miedo de preguntar. Nos pasa a todos y
luego nos damos un quemón… literalmente. Si no sabes qué es cada cosa o si tienes
dudas sobre las descripciones de las bebidas, solicita el consejo del barista o
mesero: tú estás en tu derecho y ellos en su obligación al proporcionar un servicio.
Un último “tip”: consíguete un termo/vaso térmico. Te será
bastante útil para ahorrar. Asegúrate de que cierre bien y puedas llevarlo en
la mochila para evitar pérdida de apuntes, libros, o del objeto en sí.
Sin más que añadir de momento, ¡disfruta tu día!
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