domingo, 25 de agosto de 2013

Coffee-treats | Receta de Panquecitos de mora azul y limón|Cupcakes de blueberry

Hace unos meses comencé a interesarme por los famosos "cupcakes" como algo pensado para las reuniones con los amigos o para las tardes de estudio. Aunque he probado más recetas de varias cocineras y chefs en la red, quiero compartir una "adaptación" personal del blog de Laura Vitale, cuyo link aparece al final. No seguí al pie de la letra la cantidad de los ingredientes pero me sirvió como punto de partida. Además, la receta original era de "muffins", que no suelen ser tan dulces y son más chatitos que los panquecitos y las magdalenas. Como incluí leche condensada, los postrecitos resultaron más dulces de lo esperado, pero con un balance óptimo.
No soy cocinera, tengo poca experiencia preparando pasteles, panquecitos o "cupcakes", pays/pies/tartas... pero esta receta recibió buenos cumplidos y espero que a ti te pueda servir de guía para un momento de urgencia en que tendrás visitas y poco tiempo. 

Foto: Panquecitos de mora azul.
Bebida recomendada: Leche fría. 
Tiempo de preparación: 1 hora. aprox.
Porciones: 12-14 panquecitos medianos.

Ingredientes

80 gms de mantequilla
3/4 tz. de azúcar refinada
2 huevos
3/4 cda de vainilla
1/2 tz de leche entera o natas
200 gms de moras frescas
1 1/4 tz de harina
1 1/2 cdita de polvo para hornear
rayadura de limón (1/2 si es el amarillo en Portugal o en España; 1 si es el verde en México)

Modo de preparación
     Cernir la harina de dos a tres veces junto con el polvo para hornear.

     Precalentar el horno a 180º (Celsius). 

     Colocar los capacillos de papel en los moldes de aluminio. Si usas moldes de silicona, puedes colocar capacillos si quieres darles una presentación más bonita; si no, no te preocupes, no se te van a pegar pero, por prevención, pasa un poco de mantequilla.

     En un bowl, mezclar la mantequilla y el azúcar. Puedes prepararlos con batidora o a mano, ésta es la belleza de la receta.

    Añadir los huevos, el extracto de vainilla (como no tenía utilicé 1/4 tz de leche condensada... ya, como son prácticamente lo mismo...), la nata o la leche (recomiendo nata) y la rayadura (en la receta original se utiliza naranja pero preferí limón amarillo).

     Agregar el harina de a poco e ir mezclando hasta conseguir una mezcla uniforme. Ojo: La textura debe ser un poco espesa pero aún maleable.

     En un plato redondo o bowl, mezcla las moras con un poco de harina para evitar que se vayan al fondo. Añadir a la mezcla.

     Llenar cada capacete a la mitad o hasta 3/4. Yo me pasé de esta última medida y algunos panquecitos se rebelaron...

     Colocar los panquecitos en el horno y dejarlos entre 25 y 30 mins. Para verificar si están listos, abre el horno con cuidado e introduces un palillo de madera o un tenedor en dos o tres porciones. Si salen limpios, están cocidos; si no, verifica cada 5 mins.

     Espera a que enfríen y ¡que aproveche!

Observaciones
1.- ¿Por qué usé leche condensada en vez de vainilla? Por dulce y porque no es fácil encontrar aroma/sabor de vainilla en donde me encuentro. La condensada estaba ahí, yo estaba ahí... los astros se alinearon... El resultado: panquecitos dulces, deliciosos, y nada empalagosos.
2.- No te asustes si las moras se abren en el horno: es normal. No quiere decir que los panquecitos ya estén listos.
3.- Si quieres usar un "topping", sugeriría uno de sabor sutil como de vainilla, y adornar con un poco de rayadura de limón o unas moras. 

Espero te sirva esta receta, y si tuvieras alguna recomendación o sugerencia, siéntete libre de añadirlo en los comentarios. Como dije, no soy experta, voy aprendiendo, y me interesa mejorar, así que... à vontade!


Fuentes

jueves, 22 de agosto de 2013

Coffee-break | La frescura de Aveiro [Una vista al Doce Infusão]

Aveiro, Portugal.
18 de Agosto. 2013.

Hay veces, en la vida de todo café-maníaco, en que no se antoja un café. Sucede. Sucede cuando sucede y es mejor estar preparado para tal circunstancia. En mi caso, prefiero té chai, té negro o verde, y en última instancia una bebida refrigerante. Bueno, pues este caso se me presentó hace un par de días cuando mi novio y yo visitamos la ciudad de Aveiro, Portugal.
Foto: El "Doce Infusão" sugiere...
     Debo confesar que aquel era uno de esos días en que la falta de descanso mermaba la emoción de conocer un lugar nuevo y, por tanto, poco me parecía lo suficientemente atractivo como para mudar mi ánimo. Estábamos paseando por una plaza cuyo nombre no logro encontrar, cuando mi novio me sugirió beber cualquier cosa en una cafetería en la mera esquina, frente a una iglesia. Accedí con la duda de si jugármela con la cafeína y desafiar mis nervios pero justo al lado de la entrada había una pizarra con la sugerencia del día (en portugués): “Té helado del día, Manzana y Canela”. Esta combinación suele ser una delicia y una supondría que la bebida helada no será la excepción… de hecho, no lo fue.
     Nos encontramos con un espacio fresco, limpio, blanco, con los postrecitos en un estante y unos contenedores de té en otros. Tenía una hermosa máquina de café dorada, galletas, un menú variado -expuesto en la pared- en sándwiches, tostas y ofertas. A la mesa, se ofrecían dos cartas, una para la barra de café (que iba más allá de lo típico y se aventuraba con opciones nuevas), y una para los tés, y fue entonces cuando caí en cuenta (tan distraída estaba yo…): “Casa de Chá Doce Infusão”. ¿Qué es una “casa de chá”? Básicamente, se trata de un local donde la gente tiene –o debiera tener- la oportunidad de elegir entre una gran variedad de tés e infusiones que no suele ofrecerse restaurantes o cafeterías comunes.
Foto: Té helado de Manzana y Canela.
     Pues bien, esta segunda carta tenía algunas particularidades, pues no sólo indicaba la cantidad de preparados a pedir, sino que, además, incluía una descripción detallada de las cualidades de cada una de ellas. Por ejemplo, el té verde “contiene grandes cantidades de antioxidantes y otras sustancias, como la misma cafeína, que favorecen el gasto de energía por el organismo. Son propiedades que aceleran el metabolismo y favorecen la quema de grasas”. Debo decir que no copié esta descripción en el momento sino de la página del sitio y que este fragmento es una traducción personal de la misma. Una vez aclarado, puedo agregar que luego de cada tipo de té, se incluía la cantidad en gramos necesaria para una taza, así como el tiempo de preparación de cada variante. Esto, porque en la misma “casa” venden las mezclas, mínimo 100 gramos.
     Nos decantamos por la sugerencia, el té helado de manzana y canela, y quedamos encantados. Fresca, dulce, una bebida alegre que bastó para devolverme las ganas de conocer Aveiro con una mejor actitud. Desde el color hasta el sabor, este té es una delicia, perfecta para el verano y más con el ánimo abajo. La atención al local y al cliente reflejada en el detalle de los menús, en la rapidez del servicio y en la sonrisa constante de las encargadas, provocan algo que muchos sitios han dejado de inculcar debido a la urgencia de la contemporaneidad: cuidar a la gente.
Foto: Visita a Aveiro, Portugal.
     Aveiro es considerada “la Venecia de Portugal” por sus canales y sus barcos; es, un punto turístico por la proximidad con las playas del norte de Portugal y, por tanto, los empleados en las llamadas “guesthouse”, hostales y restaurantes están acostumbrados a preguntar “¿inglés, español?” al ver una fisionomía extranjera. De hecho, el turismo español ha dejado una huella notoria pues ya existen varios locales con la leyenda “tapas, mojitos, caipirinha” como en cualquier bar del país de la juerga. Si visitas Aveiro, muy probablemente recibirás una buena atención. Mi estancia fue tan breve (dos días, una noche) como el paseo, y el “Doce Infusão” merece la alegría de todo aquel que se quiera regalar la oportunidad de experimentar algo nuevo.
    Me vino a bien este tipo de "coffee-break"; aunque el significado de esta expresión difiera de la aplicación en este apartado, no se me ocurre nombrarlo de otra manera. A la mañana siguiente tomé la primera dosis de la mañana al estilo americano: cafetera con filtro, jarra y placa térmica. Rico, rico. De no llevar prisa por partir ni maleta, nuestro "pequeno-almoço" habría sido algo distinto... ¿qué tal un macchiato y un bolo de laranja? Pode ser?

¡Que aproveche!

Contacto:
“Casa de Chá Doce Infusão”
Largo da Apresentação No. 3A
3800-259
Aveiro, Portugal

Tel. (+351) 234 345 414

sábado, 17 de agosto de 2013

Coffee-treats | Café y macarons vilacondenses

Vila do Conde, Portugal.
Verano de 2013.

     Hace unos meses mi existencia se cruzó con la de estas delicias francesas, los macarons, y la vida volvió a tener sentido… Ya, pues. La variedad en sus tamaños, colores y sabores han hecho de estas pequeñeces el dulce “en boga”, de manera que su divulgación permite que prácticamente en cualquier sitio, se pueda preparar un macaron. En lo personal, no tengo una receta para ellos puesto que no me he aventurado a tal hazaña, principalmente por la falta de material. Sin embargo, he desarrollado la habilidad de distinguirlos en los estantes de distintas cafeterías y confiterías, e incluso, ya tengo mi sabor preferido: capuccino.
     Resulta que hace un par de semanas tuve la oportunidad de explorar el centro histórico de Vila do Conde, Portugal, y en el paseo di con un encantador café llamado “A Leitaria da Praça”. Ubicada en la Praça de São João (Plaza de San Juan), esta cafetería cuenta con distintos postres provenientes de otra panadería tradicional local, “O Forninho”, mesas en el interior y el exterior, y es una excelente opción para quien esté de paso, o bien, para dedicar una tarde a los amigos. El café en Portugal acostumbra ser una maravilla, y el servido en “A Leitaria da Praça” no es la excepción. En aquella ocasión pedí mi “bebida base”, una “meia-de-leite” y siete macarons para acompañar: tres de naranja, tres de capuccino y uno de limón. Evidentemente no los comí todos de momento, pero de la selección, el cafecito ganó la contienda.
Pero ¿qué es el macaron? ¿Un guiñito del cielo o una tentación? Se trata de un pastelito de origen medieval… sí, gente, medieval, francés, con variante suiza, elaborado a base de almendra, azúcar glass y normal, clara de huevo, y el sabor a elegir. Antes de la ocasión descrita, ya había probado macarons en una visita previa al Costa Café de Porto, y luego, recién llegados de  una confitería artesanal francesa, regalo de una amiga; sin embargo, es altamente recomendable comerlos frescos pues, al pasar el tiempo, las “galletas” se van endureciendo. Técnicamente, deben estar suaves cuando los pruebes; si no, ya tienen días.
Aunque los macarons no sean típicos de Portugal ni por error, da gusto tener la posibilidad de probarlos con un café bien hecho, bien servido y ¡bien caliente! En general, no me gustan los cafés hirviendo pero éste era una delicia; basta decir que no sabía a quemado ni a ceniza, lo cual ya es para agradecer… Si tuvieras la oportunidad de visitar este rinconcito de la tierra lusitana, visita “A Leitaria da Praça”. Merece la alegría.

Si no has probado los macarons, pruébalos. Si los has probado, cuéntame tu experiencia, con qué los acompañas, o sugiéreme un nuevo sabor.

¡Que aproveche!

Contactos:
"A Leitaria da Praça"
Praça de São João 
Vila do Conde, Portugal

"O Forninho"
Rua Dr. Artur Cunha Araújo No. 123
Vila do Conde, Portugal

viernes, 16 de agosto de 2013

Café Universitario [Parte II] | Qué evitar. Malos hábitos en el consumo del café.

Parte II: Qué evitar. 

Malos hábitos en el consumo del café.

Cuando tu vida gira en torno a la responsabilidad del ambiente académico, te ves sometido, antes de percatarte, a mucha presión. Por ello, tiendes a cometer descuidos contra tu bienestar, sea salud, sea ánimo, sea distribución de tiempo. El mejor consejo que te puedo dar es, básicamente, “sin excesos”. Recuerda que si no estás lúcido o bien descansado, tu capacidad de producción y de concentración serán mínimas: a la larga conviene más descansar, alimentarte y dedicarte al estudio, que el desvelarte, comer a medias y no dormir para producir algo que no muestre del todo tu potencial.
1. Pedir por pedir. Muchas veces estamos tan absortos en nuestros asuntos que nos viene dando lo mismo lo que consumimos. ¡Aguas! Elige aquello de lo que sientas necesidad, sea para mantenerte despierto o como mera distracción. Si no necesitas más cafeína, pide un té, un jugo/zumo o un agua de sabores. El azúcar te ayudará a mantenerte activo sin alterarte los nervios. Fíjate en lo que requieres y atente a ello.
Foto: Mosaico. Pinterest y Google.
2. Sucumbir al bajo presupuesto y pedir lo más barato. Si puedes, gasta unos centavitos más. Si no, y no puedes esperar, valor, gente, valor: “una vez al año…”.
3. Sacrificar el deleite al paladar por la practicidad. Esto es, si el café o restaurante más cercano vende un café famosamente malo (como el de los tres buhitos en la tierra del “Cielito Lindo”…), ¿para qué vas? Si te es posible ir a un lugar donde el café se prepare como se merece, ve. Unos pasos más, un paseo en bicicleta o en coche y ya está. Enjoy the coffee-ride! ;)
4. Tomar más de dos tazas de café malo. Ocurre. Cuando no es posible pagar algo decente, cuando no hay tiempo de ir y volver más allá de las fronteras, y necesitas mantenerte activo y despierto… Cuida la cantidad de café que consumes. El que el sabor no sea agradable no implica que la cantidad de cafeína disminuya; el que la cantidad de cafeína disminuya, no quiere decir que será mejor para tu salud.
5. RECALENTAR EL CAFÉ. Esto es malo, tan, tan malo y común que merece el énfasis de la fuente. Cuando pasas horas frente a la computadora o los libros y aún tienes café en tu taza pero está helado, parece una mejor idea el recalentarlo en el microondas o en un pocillo que preparar una nueva tanda. No lo hagas: tira el café viejo y prepárate un café fresco. Al recalentar el café le quitas todos sus motivos: propiedades y sabor. ¿Para qué?
6. Mezclar estimulantes. Tengo un amigo que en la preparatoria solía tomar café y coca-cola o café mezclado o seguido de una bebida energética... No lo hagas. Bajo ninguna circunstancia. Si no puedes con el cansancio, duerme. Lo que sabes, sabes, y lo que no, lo sabrás durante los 5 minutos pre-examen. Organiza tu tiempo para que no recurras a este tipo de medidas. Tu cerebro y tu cuerpo te lo agradecerán.

Espero te sirvan estos consejos, y si tuvieras más compártelos en los comentarios.

¡Que tu día te aproveche!

jueves, 15 de agosto de 2013

Café Universitario [Parte 1] | En pos de tu café.

Hace tiempo que cargo con las ganas de escribir esta entrada pero, por una u otra razón, la había estado postergando. Quizás porque no encontraba el momento apropiado, pero ¡qué mejor que la temporada del regreso a clases!
Gran parte de la vida estudiantil se desenvuelve gracias y en torno a nuestro querido granito; por ello, merece un apartado especial con todo el cariño y sinceridad posibles. Si vas empezando tu carrera universitaria, esto es para ti: disfruta cada momento. Vas a reír, vas a llorar, vas a cambiar de decisiones, equivocarte, acertar, dudar y muchísimas cosas más. Básicamente, vas a descubrirte en varias fases. La universidad, más allá de una titulación, se trata de un álbum de experiencias. Estés o no estudiando aquello que más quieres, get the best of it. Te arrepentirás si no.
¡Volviendo al grano!
Como esta cuestión es un tanto amplia de tratar, he preferido hacer una sección especial dividida en secciones. Espero te sirva algo de lo que leas aquí; y si tuvieras más sugerencias o preguntas, siéntete libre de dejarlos en los comentarios.
¡Que aproveche!

Parte I: En pos de tu café
Los meses de agosto y septiembre poseen un aura extraña marcada para lo posteridad con el siguiente hecho: el regreso a clases. Seas de los que detesten el primer día, seas de los que les da lo mismo, o seas de l@s que nos emocionamos, nos ponemos mon@s y llegamos con la sonrisota a todo lo que da… hmm… es una realidad que levantarse ese primer lunes y estar al máximo será una odisea. Para algunas personas, el café es tan o más imprescindible que el “outfit” elegido y, a menos que bebas en casa o lleves tu termo a la escuela, es muy posible que te sientas con la inspiración de tomar algo en la cafetería de la escuela (preparatoria/bachillerato, universidad) para despertar, desayunar, platicar con tu gente, ir por un “refil” para tu dosis diaria… Cuidado. El café de las universidades no suele ser el de la más alta calidad.
¿Por qué? Rectores, profesores, alumnados, bibliotecarios, empleados de oficina, de limpieza, y demás miembros de tales instituciones académicas perviven el día a día gracias a este granito. ¿Por qué no proveer a las cafeterías y máquinas de café con mezclas de… ya no digo alta pero de buena calidad? Seamos francos: el cerebro no se motiva a seguir trabajando con tragos de desazón, así que si tuvieras la oportunidad de beber algo mejor que “el de la maquinita” o ese que te sirven “el don” o “la seño” y que te quema lengua, garganta y por donde pase… aprovecha. Si no conoces más que “la cafe”, tienes dos opciones: preguntar a quien veas con cara de buenos amigos y que porte un vaso de los “para llevar” (sirve que te relacionas con más gente), o buscar los puntos más cercanos (a pie o en tu móvil u ordenador).
Para cuando vayas a buscar un buen sitio para tomar café cerca de tu escuela, te recomendaría lo siguiente:
1.- Tómate tu tiempo. Si tu escuela se ubica en un área con más de dos opciones, puedes invertir poco más de una semana para experimentar esa bebida “base” para ti. Es decir, si te gusta el café negro, ve y pide el café negro; bajo tus condiciones, sabrás si es factible o no que vuelvas. Si no tienes una bebida favorita o tienes varias y simplemente te domina la indecisión (o todas las anteriores), te recomiendo elegir un café con leche, sea capuccino, latté o la modalidad más popular en tu país (meia-de-leite en Portugal y café com leite en Brasil). ¿Por qué con leche? Porque de esta manera sabrás la calidad del café y, a menos que estés acostumbrado a los espressos sencillos, dobles o cortados, no atacarás a tus niervos. Si te gustaron la primera bebida y el servicio, vuelve e intenta probar algo diferente. Si no, pero te quedaste con ganas de experimentar alguna opción, adelante. No le temas a la novedad.
2.- Prueba tu café “al natural”. Sin azúcar, mascabado o similares. Esto es recomendable porque, además de experimentar la calidad del café, puedes calcular cuánto necesita para llegar al punto justo de tu paladar. Si te precipitaras a añadir tus reglamentarias cucharadas de azúcar y no has probado la bebida antes, puedes arruinarla sin darte cuenta.
3.- Mantente en tu presupuesto. Es importante cuando eres estudiante.
4.- Ve con tiempo disponible. Si ves que hay fila y que el servicio está lento, olvídalo, no te arriesgues. Clases primero.
5.- Si pediste tu café para llevar (que es lo más recomendable cuando continúan tus clases) lleva contigo un sobrecito extra de azúcar o endulzante y dos o tres servilletas. Primero, es mejor arreglar tu café cerca del aula de clases; segundo, tropezar es común y una servilleta no está de más. Algo que acostumbro hacer cuando pido café para llevar es tomar una servilleta para encajarla con cautela en la boquilla de la tapadera, y otra a manera de porta-vaso para no quemarme si la bebida se desborda o si el café está hirviendo.

Ahora, dos consejos para cada vez que seas cliente: Primero, trata a quien te atienda con respeto. Es verdad que tendrás el dinero, pero ello no te licencia para exigir. Segundo, no tengas miedo de preguntar. Nos pasa a todos y luego nos damos un quemón… literalmente. Si no sabes qué es cada cosa o si tienes dudas sobre las descripciones de las bebidas, solicita el consejo del barista o mesero: tú estás en tu derecho y ellos en su obligación al proporcionar un servicio.

Un último “tip”: consíguete un termo/vaso térmico. Te será bastante útil para ahorrar. Asegúrate de que cierre bien y puedas llevarlo en la mochila para evitar pérdida de apuntes, libros, o del objeto en sí. 

Sin más que añadir de momento, ¡disfruta tu día!

lunes, 12 de agosto de 2013

Café da manhã | Café vs Cefalea (dolor de cabeza)

"Café da manhã" es, como algunos sabrán, la forma en que se llama "desayuno" en Brasil. Aunque la lengua lusitana que practico día con día oscila entre un portugués norteño (la región de Porto) y un "portuñol" cada vez más solidificado (:p), y no he estado en Brasil (aún...), confieso que hay algunas expresiones que me gustan más de dicha variante; y es que en Portugal, la hora del desayuno recibe el nombre de "pequeno-almoço", mismo que resulta ser verdaderamente pequeño: un cafecito, un cuernito o cualquier pancito, una servilleta y ya está, "obrigado e bom dia". Esta fue una primera sorpresa cuando me enfrenté a la cotidianidad en Portugal, empezando por el nombre: mi "pequeno-almoço", no "pequeno" sino considerable... 
¡Volviendo al punto! 
"Café da manhã" titulará esta sección dedicada a unas primeras reflexiones antes de empezar el día; y es que para enfrentar al mundo ahí fuera, ¿qué mejor que una taza de energía y alegría? Vamos a ello.

De aquellas mañanas en que te levantas con un dolor de cabeza más despierto que tú...

     Estamos de acuerdo en que las desveladas, la tensión y algunas bebidas alcohólicas (con o sin exceso) pueden provocar que abrir los ojos sea una odisea la mañana siguiente, y en este punto confieso que me tomo con mucha seriedad la forma en que empieza mi día. Si tuve pesadillas, si desperté por algún sonido abrupto o si no escuché el despertador... aléjate. No me hago responsable de mi humor las primeras horas, me cuesta poner una buena cara. Por esta razón, tengo cuidado con lo primero que consumo. Antes de ingerir cualquier alimento, bebida o medicamento, me pregunto "¿es esto con lo que quiero comenzar el día?" y decido. No estoy mintiendo, ni con el café hago esta excepción debido a la acidez que me puede provocar. En mi caso, lo primero es al menos un trago de agua sino que un vaso lleno, y luego el café. Nada de medicinas, nada de frituras ni gaseosas. 


   Cuando despierto con dolor de cabeza o en estado "zoombie", el café es más fuerte. Cuando utilizo cafetera eléctrica (o americana) añado una cucharada más al filtro de papel por taza grande, o media por taza mediana, de manera que si normalmente utilizo dos cucharadas y media... he ahí. Cuando utilizo cafetera italiana pongo menos agua al filtro, de manera que el café será más concentrado y el primer sorbo hará su magia. Cuando utilizo prensa francesa, más café y como taza y media menos de agua. Por más que me duela la cabeza, no apuro el momento. Sorbo a sorbo, taza a taza... El dolor pasará; si no, ni modo, al medicamento. 
     ¿Es normal esto? ¿Soy la única que recurre a esta medida? Pues no. Resulta que hay gente que considera que el consumo de café es el causante de la cefalea cuando, en realidad, parece ser todo lo contrario. En mi caso, el café es un vicio. Soy adicta desde los ¿quince, dieciséis años? Con todo, he llegado a suspender mi consumo más de 5 días sin estragos en mi humor pero cuando la cefalea llega, el café me ayuda, incluso más que dos aspirinas. En www.cafeyciencia.org, hay un apartado donde se detalla la relación entre el café y el dolor de cabeza; merece una lectura atenta para no caer en el error. Basta decir que nuestro querido amigo favorece la concentración en tanto que estimulante, y permite contrarrestar este tipo de molestia matutina.

     Quiero dedicar esta entrada a una amiga brasileña que cada mañana y religiosamente, antes de cualquier cosa, lo primero que hace es poner el café en su gigante cafetera italiana. Extra-cargado, justo para dos tazas medianas y perfecto para acabar hasta con las cefaleas antes de empezar... Soy feliz testigo de ello. :)

     Me despido. Último sorbo, café "evaporado" y dolor terminado. 
     Bom dia!

sábado, 10 de agosto de 2013

Grano a grano | Café instantáneo o soluble: Cómo, cuándo y [por]qué

En un mundo moderno en el que correr aumenta las probabilidades de ganar dinero, nos hemos inclinado –por gusto u obligación- a apresurar hasta las pequeñas alegrías de la vida… y el café no se ha librado de ello. En una entrada anterior compartí mi opinión sobre Nespresso pero en esta ocasión me iré un poco más atrás hacia su antecedente directo.
El café soluble posee ventajas indiscutibles como la rapidez de su preparación y la invariabilidad en su sabor, y, por unos centavos o céntimos más, es posible llenar nuestra taza con un galão, con un capuccino irlandés, un doble mocca o un frappé. Se ha convertido en la costumbre de familias enteras por generaciones, en el centro de mesa entre el azúcar y las servilletas y en el producto perfecto para reutilizar el frasco o la lata en la alacena.
Wikipedia.org:
"Después de la Primera Guerra Mundial,
el café volvió a lanzarse 

a la venta con el eslogan 
¡Fue a la guerra! Y está de regreso!", en
George Washington (inventor).
El café instantáneo fue una idea del químico estadounidense Satori Kato en 1881; sin embargo, no fue hasta en 1910 cuando el inventor George Washington de origen belga e inglés, que el producto no empezó a divulgarse a modo de sustancia acuosa que, al mezclarla con agua, daba una bebida cuya temperatura no afectaba el sabor de café normal. Su primer “gran momento” se debió a la Primera Guerra Mundial por parte del ejército estadounidense, y el segundo, ¿adivina? durante la Segunda Guerra Mundial, aunque con la intervención de más compañías.
Pero ¿cómo se produce? ¿Qué lo diferencia del café para máquina además de la rapidez y del sabor? Luego del tostado del grano (torrefacción), este tipo de café es molido y sometido a una solución con agua; una vez “preparado”, pasa por siete coladores o celdas a fin de obtener los sólidos solubles de forma que no se altere en su totalidad el sabor natural del café (extracción). Posteriormente, la mezcla pasa por una etapa de secado que, según las preferencias de la empresa, será por congelamiento (“freeze drying” o liofilización) o con pulverizador. La liofilización consiste, básicamente, en congelar el café hecho, fragmentarlo en secciones para molerlo, introducirlo en una cámara de secado al vacío, extraer su humedad y empaquetarlo; este proceso es más caro, de mejores resultados y, por tanto, de mayor precio para el consumidor. Cabe añadir que este proceso fue desarrollado por Nestlé y es el más utilizado por Nescafé. El secado con pulverizador, por atomización o “spray-drying es la forma más antigua de preparación de café instantáneo: el café concentrado es separado del agua y cae en forma de cristales al fondo de una cámara de aire caliente; la desventaja de este proceso es que estos cristales o partículas son tan finos, que no son del todo aprovechadas.
Foto: Imagen de culturamix.com
Por otro lado, es necesario hacer un par de aclaraciones sobre sus efectos en la salud. La barista Evlyn Sánchez de Maya Java Café y Café Sur a Norte (Tijuana, México) nos comparte: "el café que utilizan [las empresas de café soluble] es de la más baja calidad en café en verde, tiene muchos defectos. La acidez no es la mejor en este tipo de café, puede provocar gastritis". Los procesos a los cuales el grano de café es sometido para ser soluble pueden dañarlo; además, pierde su "balance en sabor, aroma, cuerpo, dulzura".
Para ser sincera, el café instantáneo o soluble no es de mi predilección. Primero, porque he trabajado en cafeterías y disfruto tanto el preparar el café con su molino especial y su filtro, como el observar al barista entregado a su arte. Segundo, porque debido al proceso ya explicado, tengo la sensación de que dicho producto es un café “vuelto a hacer”, es decir, que para beber una taza de café instantánea en mi casa, en realidad estoy tomando un café que ya fue hecho, congelado, pulverizado y etiquetado. En consecuencia, su sabor, su aroma (para cuya preservación hay un gran cuidado en las compañías de café soluble) y consistencia variará sobremanera. Por tanto, prefiero invertir en un kilo de café para cafetera o en una visita al café de la esquina, que en un frasco de café “re-elaborado”. O bien, en términos de barista, "es como usar las galletas que salen después de la extracción del espresso" (Sánchez, 2013).

En pleno 2013, aún me inclino por "the Human factor".

Gracias por su colaboración a Evlyn Sánchez.

Bibliografía:

Wikipedia.org
Gotteland, Martin. "Algunas verdades sobre el café". Revista chilena de nutrición.
"Café soluble, una tentación instantánea". Revista del consumidor.

domingo, 4 de agosto de 2013

Grano a grano | Mejor solo que mal acompañado: Sobre los colegas de nuestro café

La "regla general" -por llamarla de alguna manera- para tomar o degustar café por vez primera en algún lugar nuevo es pedirlo solo. Sin chocolate, canela o leche de ningún tipo, y el azúcar se elimina de la ecuación. Creo recordar que en más de una ocasión alguien hablaba de poner azúcar al café como si se tratase de un crimen atroz, un crimen gastronómico. Pero, seamos sinceros, la mayoría de nosotros solemos preferir nuestro café con un añadido que intensifique, o bien, contraste su característica amargura. 
Foto: Mitzi Guerrero, 2012.
     En la entrada anterior ["15 días pa' la costumbre"], mi amiga Adriana comparte su forma de tomar el café e, inspirada en ello, he decidido incluir una guía general sobre aquellos complementos más usuales según mi experiencia como "ex-barista", "ex-mesera", consumidora y testigo de lo que otros consumidores buscan. Mis fuentes de información se resumen a páginas en la red que he considerado congruentes con recomendaciones que, seguramente, todos hemos escuchado alguna vez. Ahora, debo aclarar que no he recurrido a ningún nutriólogo para solicitar información más concreta, más que nada porque donde me encuentro ahora no conozco a ninguno. Si tú tienes alguna recomendación que añadir a la causa sobre los alimentos enlistados o cualquier otra combinación que prefieras, ¡bienvenida! Sin más que aclarar, vamos a ello...

A.z.ú.c.a.r. 
  • Refinada: Blanca, brillante, como pequeños diamantes dulces. Es el tipo de azúcar más común, más económico y, sin embargo, menos saludable, pues para su presentación en el mercado ha pasado por procesos químicos (como la purificación) que terminan por sustraer sus nutrientes. Aparte del sabor, poco -o nada- aporta este tipo de azúcar debido a su carencia de... todo. Personalmente, intento evitar el azúcar refinada en mi consumo diario tanto por los daños que ocasiona a largo plazo como caries (suficiente con la coloración en los dientes a causa del café) y desarrollo de la obesidad, como por una cuestión de sabor. De haber azúcar mascabado o morena, mejor, y ya aclararé por qué.
  • Morena: Este tipo de azúcar resulta de mezclar el azúcar refinada con la melaza. Es una mejor opción cuando no encuentras azúcar mascabado en las tiendas o cafeterías. (Véase "¿Azúcar blanco, moreno o mascabado?", Ecogaia.com)
  • Mascabado: No es lo mismo que azúcar morena. Es lo primero a aclarar. El mascabado no ha sido refinado ni ha entrado en contacto con el azúcar refinada, como es el caso de la morena. Es azúcar en su más pura obtención. (Véase "El azúcar refinada, el piloncillo y el mascabado", D'Gustar.com.mx)
  •  Edulcorantes: Una buena opción para quienes deseen adelgazar y no puedan tomar su café sin un toque de dulzura.
L.e.c.h.e.
  • Entera: No recomendable. Es grasosa, es pesada y no es muy buena para el organismo. La única ventaja que le veo, es que le da un sabor muy agradable a cualquier variante del café con leche.
  • Semi-descremada. Ni muy muy, ni tan tan... 
  • Descremada/desnatada: Incluye todos los beneficios de la leche, y nada de grasa. Es la más recomendable pero debo advertir que al probar un café con este tipo de leche, estando acostumbrado/a a la entera, o incluso a la semi-descremada, vas a sentir que tu nuevo café es más ligero.
  • Leche de soya/soja: Una vez me preparé un latté con leche de soya en una cafetería que trabajaba. Sólo para experimentar algo nuevo, mucha gente había llegado pidiendo esa opción... A mí, en ese momento, no me gustó. Pero, leyendo sobre sus beneficios y su beneficiosa contribución tanto a la conservación del medio ambiente como a la del cuerpo humano en concreto, no rechazaría intentarlo de nuevo. Por mencionar algunas ventajas, "es una buena fuente de proteína vegetal, ayuda a reducir los niveles de colesterol en [la] sangre y reduce el malestar provocado durante la menopausia [en éste aún no me apunto...]" (Véase "Leche de soya y sus propriedades", Salud en RPP).
  • Leche de almendras: No la he probado; de hecho, no se me había ocurrido combinarla con café hasta que una amiga de Hermosillo (que es vegana) me lo comentó. Investigando un poco, resulta que es una excelente opción para personas con altos niveles de colesterol, intolerantes a la lactosa, o bien, que por una u otra razón sufran de vómito o diarrea, esto por su contenido de potasio (cuyos niveles se reducen en cualquiera de tales acciones). Como dato extra, resulta que esta leche se utilizaba en la culinaria medieval... ¿Qué tal?
E.s.p.e.c.i.a.s.
Foto: Por Manuela de Delíciassaudável.blogspot.pt
  • Canela: Especia colega por excelencia: el café de olla, su máxima expresión. En lo personal, me gusta añadir media varita de canela (de unos 5-7 centímetros) en un café negro pero no recomiendo añadir canela en polvo si no hay leche espumada de por medio: se harán bolitas y no se disolverá bien el sabor. Si no mal recuerdo, la primera vez que probé un capuccino fue con mis padres (tenía que pedir lo que ellos, su bebida venía en una bonita taza de cristal y yo me quería sentir "nice" :p) e incluía canela al tope de la espuma. Actualmente, esa usanza ya es un tanto arcaica... ¿Te acuerdas? La copa de cristal con una capa de leche, la capa del espresso, la leche espumada y la canela. 'Old school', y el tiempo que me llevó aprender a cómo prepararla sin que el café se mezclara con la leche y que la espuma no se bajara tan pronto... Ahora resulta que estaba adelantada a mi época ;D Ok, not, pero cuando un barista me pregunta si quiero canela en mi capuccino o latté, por un recuerdo alegre, la acepto.
  • Vainilla: Esta flor es un tanto "juguetona", por no decir "engañosa". Líquida, la vainilla es muy fuerte por lo que debes tener cuidado si la adhieres en tu café diario; pero, si añades vainilla en polvo en tu capuccino o en tu latté de la empresa de la sirenita que te pide tu nombre, encontrarás que es un sabor muy armonioso. Además, la vainilla es un estimulante del sistema nervioso, es afrodisíaca, también es calmante y tiene otras utilidades terapéuticas. Esta opción me recuerda a un amigo mío, también de Hermosillo. Durante los períodos de exámenes, tomábamos café con un toque de vainilla y azúcar morena para mantenernos conscientes. 
O.t.r.o.s.
  • Crema batida: Yum. 'Nothing else to add'.
  • Nuez moscada: Espolvoreada, quizá. No la he probado en café pero es buena en las galletas que lo acompañan.
  • Chocolate: Mocha, o un buen "chococafé" que probé en Guadalajara, en una cafetería que por aquel entonces acababa de abrir. Chocolate caliente y un shot de espresso con un plus que no se me dio a conocer pero que me hizo el día luego de pasar 5 horas en la FIL. Recomendado. Y es afrodisíaco, pero supongo que eso ya se sabe.
Cual fuese tu mejor opción, sin duda alguna es necesario tener ciertos aspectos en consideración al momento de elegir qué acompañará qué. Sea por razones de salud, de gusto, de costumbre o novedad, vale más saber qué ingerimos.Espero este texto te sea de ayuda, y que si tienes algún consejo, te sientas libre de compartirla.

¡Que aproveche!


Bibliografía [además de los referentes señalados]
García, Ligia. "Beneficios de la leche de almendras". Natursan.net.
Hervías, María Luisa. "¿Cuáles son los distintos tipos de leche y para qué sirven?". Guioteca.com. 
Wikipedia.org.



sábado, 3 de agosto de 2013

15 días pa' la costumbre

Día 34:
Se sirvió una taza llena de café. Hasta el borde.
Cafetera italiana.
Desde que viviera con él pocas veces se había permitido hacer eso.
“¿Eso es café?”
“¿Te vas a acabar todo eso?”
“Eso no es café… Éste es un buen café, pruébalo. ¿Ves? ¿Ves que sí sabe a café?”
Tres cucharadas redondas de azúcar. Sí, redondas, no ovaladas. Así eran las cucharas en esa casa –memorizada por ajena– para este propósito en particular, oscilando en un intermedio de tamaño entre las teteras y las soperas. Cucharas… Sólo cucharas.
El café viajó de boca en boca hasta bañar cada diente y papila de calor. Amargo, cargadito. Poca azúcar y mucho aroma. Una delicia.

Día 47:
“Si será… Si a mí me gusta el café así, ¿a él qué más le da? Eso es de cada quién, joder… ¿Dónde dejó la maldita cafetera? Donde la haya escondido me va a conocer. ‘Eso no es café, eso no es café’; yo te voy a enseñar lo que es café, vas a ver. Vas a ver lo que es bueno, vas a ver lo que es bueno… Te voy a dar algo bueno, si serás…”.

Día 62:
-Amor, me voy a preparar un café, ¿quieres?
-Vale.
-¿Tu manera o la mía?
-La que prefieras...